11.04.2009

El Salvador pobreza extrema y reforma fiscal

Willian E. Marroquín (*)

El gabinete económico del FMLN debería dejar claro en qué medida la reforma fiscal superará las necesidades de las familias

SAN SALVADOR

- Las tribus, en aparente guerra en la Asamblea Legislativa, parece que ya lograron mejores salarios para los caciques y mayor cuota de poder para asignarles empleos bien remunerados a sus súbditos. Ahora las tribus seguirán con el juego de la Democracia (así le llaman a sus oscuras negociaciones) y, los caciques recorrerán los diversos y aburridos programas de entrevistas de TV dando garabato. Mientras tanto los problemas de la gente se acumulan y se profundizan sin que esto les importe a las tribus.

Paso ahora a tocar un poco la crisis económica del país que es sufrida de manera desigual por la población salvadoreña. Diversos estudios demuestran que cada día los pobres aumentan y que es necesaria y urgente una reforma fiscal. Los planteamientos del nuevo gobierno en el tema fiscal han sido rechazados por algunas gremiales empresariales sin mayor análisis y pensando más en sus intereses que en el conjunto de la población. Muy poco echan la mirada a los pobres estas gremiales, si lo hicieran quizá se les despertaría algún sentimiento de solidaridad y las cosas cambiarían. Pero parece que la solidaridad solo se da entre los pobres.

En el libro "Crecimiento con equidad: el combate contra la pobreza en Centroamérica" (PNUD, 2005) se encuentran dos frases importantes que indican que la pobreza extrema puede erradicarse: (1) "es posible combatir la pobreza mundial con los recursos ya existentes. De acuerdo con informaciones del Banco Mundial (2001), el volumen de recursos necesarios para garantizar a todas las personas del mundo un ingreso superior a US$ (PPP) 2,00 por día representa tan solo el 3% del ingreso mundial."; (2) "En el caso centroamericano, tenemos que, si por un lado, la región aún no cuenta con recursos propios suficientes para erradicar su pobreza, por otro lado, la erradicación de la extrema pobreza está plenamente a su alcance. En realidad, el volumen de recursos necesarios para garantizar a todos los ciudadanos centroamericanos un ingreso por arriba de la línea de extrema pobreza representa tan solo el 2% del ingreso total de las familias en la región, es decir, US$ (PPP) 2,6 billones al año."

Existen diferencias entre los países de la región para combatir la extrema pobreza, para El Salvador se estima que si dedicara un 6% de los ingresos del país podría erradicar la pobreza extrema. Para el caso de Honduras y Nicaragua necesitarían un 8% de los ingresos, algo difícil de alcanzar por ellos mismos. Para el caso de nuestro país debe hacerse un esfuerzo rápido para disminuir las desigualdades en ingresos y esto solo es posible a través de una reforma fiscal y de una manera más equitativa de distribuir la riqueza producida con el trabajo de miles de salvadoreños. Y pongo a los trabajadores antes que a los empresarios, porque estos últimos se atribuyen la generación de riqueza como si los trabajadores no existieran.

Esta reforma fiscal surge en el contexto más adverso, por un lado la crisis financiera mundial, una economía dolarizada sin posibilidades de manejo y en un entorno de delincuencia y violencia que en nada favorece el buen clima de los negocios y la seguridad de las familias. Pero algo se tiene que hacer en el camino de reducir la brecha de inequidades del país, de lo contrario seguiremos siendo un país inviable.

Para superar la crisis económica las personas necesitan de ingresos estables, capacidad de ahorro y acceso a créditos y seguros; poseer tierra, medios de vida y herramientas de trabajo; un empleo seguro y experiencia de trabajo; salud, nutrición y seguridad alimentaria; poseer casa segura y apropiada; tener educación y entrenamiento; tener acceso a transporte público y privado; disponer de tiempo para compartir con su familia; estar integrado a la comunidad y tener influencia y poder político. Todos estos aspectos permitirían a los salvadoreños afrontar la crisis económica con altas probabilidades de salir adelante, la carencia de ellos los condena a la pobreza. El gabinete económico del FMLN debería dejar claro en qué medida la reforma fiscal superará las necesidades de las familias, sino lo hace la reforma pierde sentido.

(*) Académico y columnista de ContraPunto


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